Una semana

Solo queda una semana para la primera competición de la temporada y me encuentro tirado en la cama con un enorme trancazo y el tobillo morado. Cualquier otro año me haría mirar a la competición como un objetivo imposible debido, especialmente, a la presión de hacer mínimas.

Sin embargo, la realidad es bien distinta. Se presenta mi segundo año sin estar en la residencia (situación que considero injusta, especialmente por las formas de la Federación Autonómica) tras un año de lesiones en la que no pude ni de lejos acercarme a los objetivos previamente marcados. Y sin embargo, me encuentro relajado y tranquilo. Vuelvo a hacer esto por el simple hecho de disfrutar. Está claro que entreno para dar el 100% y que si una competición no sale bien no estaré con una sonrisa de oreja a oreja, pero espero estar este sábado en la competición por el simple hecho de pasar un buen rato.

La gripe? Espero que se pase. El esguince? Vendaje y a saltar. Presión? No hay motivos.

Dentro de una semana, a esta hora, estaré celebrando o tratando de olvidar el resultado. Pero estaré con los que he pasado grandes momentos en esto del atletismo (con algunas notables ausencias) y esperando con ansia el siguiente envite.

El 1.95 de primeras es una locura y no estaría de más conseguirlo a lo largo de la pista cubierta para asegurar, más que el nacional, dos años de campeonatos universitarios; pero no renunciaré a nada. Después de paradas de 3 semanas fue cuando logre saltar el 1.98 y el 2.01, ¿por qué no se puede hacer un buen resultado aún habiendo parado 2 semanas? Pues eso, a estar centrado, relajado y con ganas.