Cuando la derrota es una constante que te espera a la vuelta de cada esquina.
Cuando el fracaso te acompaña en cada paso que das.
Cuando el dolor se convierte en tu mejor amigo.
Cuando el 99.9% de las veces que lo intentas fracasas.
Entonces, amigo mio, recuerdas ese 0.1% de veces que lo conseguiste.
Y es tal la sensación que sentiste, que vuelves a erguirte con ganas de tropezar una vez más para tan solo rozar esa mínima posibilidad que te acerca a la gloria.